Desde Loja, ciudad de tradiciones y esperanza, emerge la historia de una madre valiente y decidida que, con una sonrisa en el rostro y una hija en los brazos, enfrenta cada día con esfuerzo, compromiso y amor. Ella es Verónica Liliana Macas Quishpe, asesora en ventas en la empresa Velocity y madre de una niña que ha sido su mayor motor de vida.
Una madre trabajadora, una hija compañera
Verónica combina con dedicación sus funciones laborales con el rol de madre. Trabaja como asesora en ventas, pero no solo cumple con su jornada laboral: también se encarga de tareas adicionales que le han sido confiadas por su empresa. Lo admirable es que, en muchas ocasiones, su pequeña la acompaña al trabajo. “Tengo la oportunidad de llevar a mi niña y continuar con mis funciones”, relata. Esa presencia mutua ha hecho que su vínculo crezca más allá de los lazos familiares, convirtiéndose en una relación de complicidad y fortaleza.
Una vocación postergada, pero no olvidada
Desde pequeña, Verónica soñaba con ser periodista. Pero al momento de dar el paso hacia la universidad, las voces externas apagaron su entusiasmo. “Me desanimaron. Me decían que sin palancas no llegaría a un medio radial”, recuerda. Entonces cambió de rumbo y se inclinó por la contabilidad, impulsada por su afinidad con los números. Sin embargo, el brillo en sus palabras al hablar de su sueño inicial refleja que aún vive en su interior la esperanza de algún día reencontrarse con esa vocación.
Ser madre: el impulso más poderoso
Para Verónica, la maternidad significa entrega total. “Es dar el todo por un hijo, ser cada día mejor, sin importar el cansancio”, afirma con convicción. Su hija, con su sonrisa, es la luz que disipa cualquier sombra. A pesar de las dificultades, Verónica ha aprendido a multiplicar el tiempo, a cuidar, educar y trabajar con un amor que no conoce de pausas.
Aventuras pequeñas, recuerdos eternos
Lo que más disfruta junto a su hija no son los grandes viajes ni las celebraciones lujosas, sino los momentos simples y espontáneos: “Ir al parque y ser pulgas aventureras”, dice con una ternura que emociona. Esos instantes cotidianos se convierten en aventuras memorables que fortalecen su conexión.
Lecciones de vida desde muy temprano
Una de las experiencias más duras pero también más gratificantes ha sido ver cómo su hija, desde temprana edad, aprendió a estar sola hasta que ella regresara del trabajo. Una muestra de madurez en medio de una situación que, aunque difícil, ha forjado el carácter y la independencia de ambas.
Un futuro que se construye paso a paso
Mirando hacia adelante, Verónica sueña con seguir creciendo profesionalmente. Quiere seguir preparándose, no solo por ella, sino por el futuro de su hija. “Deseo darle un mejor futuro. Ella es mi inspiración”, asegura.
Verónica Liliana Macas Quishpe representa a esas madres que, sin hacer ruido, cambian el mundo con cada paso, cada abrazo y cada esfuerzo. Su historia es la de muchas mujeres que, aunque enfrentan obstáculos, no renuncian a sus sueños y luchan cada día por ofrecerle a sus hijos lo mejor de sí mismas.