Peleas de gallos, una tradición arraigada en los lojanos

En el sur del país, tenemos un gusto diferente por vivir las fiestas tradicionales, momentos que se fusionan con cada uno de los rincones de este hermoso paraíso que es la provincia de Loja, donde se disfruta especialmente de una pasión heredada de generación en generación, las peleas de gallos, amadas y, a la vez, rechazadas por muchos.

En nuestro recorrido de fin de semana, decidimos visitar el coliseo de gallos Ciudad de Loja, para contarles cómo es una jornada en el deporte de las plumas.

Viéndolo desde afuera, el coliseo de gallos, para quien no lo conoce por dentro, se muestra como un escenario en el cual echar un vistazo externo se hace imposible, por lo que es fácil juzgar algo que sólo se conoce por rumores de la gente. El ambiente adentro es algo muy diferente a lo que se cree.

Existe una peculiaridad en el coliseo de gallos Ciudad de Loja, el escenario de la pelea no está al nivel del piso de la entrada. La arena donde los gallos demuestran su valentía y fortaleza, está ubicada a unos dos o tres metros de desnivel, por lo que los graderíos van en forma descendente para llegar a ocupar los primeros y privilegiados sitios para observar las peleas.

Pero no nos olvidamos de los protagonistas, los gallos son transportados y tratados como verdaderos deportistas, se les proporciona un gran cuidado en su arribo al coliseo, evitando que se maltraten o estresen para que puedan dar un buen espectáculo. A su arribo, son ubicados en jaulas completamente esterilizadas y cómodas, que se encuentran alrededor de la arena de pelea.

El cántico de gallos, ensordece de momento, el ambiente es de fiesta y los estrechones de manos van y vienen entre los amigos galleros de varias partes de la ciudad, incluso de las parroquias y de la misma provincia de Loja.

El procedimiento para cumplir con las peleas, es sencillo. En forma ordenada, al menos, en los campeonatos, se cumple con el pesaje de los ejemplares para ubicarlos en las categorías de combate. En las jornadas de fin de semana, se cumple con el pesaje o con el cotejo de animales para que se los calce y vayan a la arena a combatir.

Para equipar a los gallos para la pelea, sus dueños sacan de grandes maletas varios estuches, donde portan las espuelas plásticas que escogen de acuerdo al ejemplar, su peso, el gusto y estrategia que tienen para que su gallo afronte el combate para salir ganador.

El ambiente previo a la pelea, es otra historia. Es que no hay nada más apasionante en los gallos que vivir en directo las apuestas previas, incluso en los primeros segundos del combate se suman nuevas apuestas. 50 al pinto, quién va, le voy al colorado 30, doy 60 al del doctor Escudero, éstas y más frases se escuchan antes de la pelea y cuando la misma inicia.

Todo el proceso para la pelea trata de ser lo más transparente posible, se verifica que las espuelas no tengan nada extraño, ningún químico o líquido que pueda brindar beneficios al portador. Se enfrenta por segundos a los gallos sujetados por sus propietarios, esto para que la adrenalina en ellos para pelear fluya con mayor rapidez. Una vez cumplido este proceso, la arena del coliseo de gallos Ciudad de Loja, tiene a dos nuevos gladiadores enfrentándose con valentía.

La fiesta y el espectáculo están dentro de la arena y en los graderíos, las palabras de arenga para los gallos, las apuestas y la efervescencia de los gritos se toman todo el coliseo. Niños, jóvenes y adultos se ubican en las gradas y todos gritan por su gallo, por su apuesta como una forma de olvidarse de lo malo del mundo por un momento y centrarse en disfrutar de una pelea en la que, si bien no son parte, se sienten como protagonistas de cada picotazo y patada de los gallos en la arena.

La pelea es por demostrar valentía, quién es el mejor gallo y quién es el merecedor de seguir con vida. Cada patada saca lo mejor de los ejemplares, cada picotón lleva el alma del animal, cada aleteo recuerda el entrenamiento que desde polluelo recibió de parte de su propietario y en cada respiro se siente la pasión del animal por pelear.

Muchas peleas terminan empatadas, otras ven sucumbir a uno de los dos ejemplares y, otras, ven como uno de los gallos decide correr para no poner su vida en riesgo al verse inferior a su adversario. Las apuestas se cobran, una nueva pelea de inmediato se prepara y las emociones no bajan de intensidad.

El mundo de los gallos es una tradición que se aprende y se hereda, de padres a hijos, de abuelos a nietos, de tíos a sobrinos, de familia en familia y de amigo en amigo. La crianza, entrenamiento y pelea de los gallos, es una costumbre que al parecer aún permanecerá en Loja siendo parte de las fiestas de los rincones de la provincia durante muchos años.

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