A sus 22 años, María Emilia Torres Tinoco representa a una nueva generación de profesionales lojanas comprometidas con la salud, la empatía y el servicio comunitario. Con una sonrisa que refleja vocación y dedicación, esta joven odontóloga ejerce actualmente su año de servicio rural en el Centro de Salud N.º 1 de Loja, una experiencia que, según afirma, ha sido una de las más enriquecedoras de su vida.
“Cada día aprendo algo nuevo de mis pacientes, de mis compañeros y del servicio comunitario. Llevo casi un año ejerciendo mi profesión y me siento agradecida por la oportunidad de servir”, comenta con emoción.
Una vocación que nació del ejemplo familiar
Desde niña, María Emilia supo que su camino estaría ligado al servicio a los demás. “Crecí en una familia donde siempre se valoró la empatía, la vocación y el amor por ayudar. Eso despertó en mí el deseo de dedicarme a una profesión que me permitiera transformar sonrisas y vidas”, recuerda.
Esa vocación la llevó a cursar sus estudios secundarios en la Unidad Educativa Monseñor Luis Alfonso Crespo y posteriormente a obtener su título de odontóloga en la Universidad Nacional de Loja. Actualmente continúa formándose como maestrante en Salud Pública en la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), convencida de que la preparación constante es clave para brindar una atención de calidad.
La satisfacción de servir con empatía
En su trabajo diario, María Emilia no solo trata dientes, sino también emociones. “Lo que más me gusta de mi labor es poder servir a las personas, brindarles atención con empatía y ver cómo una sonrisa puede cambiar su día. Saber que, a través de mi profesión, contribuyo al bienestar y la salud de mi comunidad es una satisfacción enorme”, afirma.
Sin embargo, reconoce que el ejercicio profesional también conlleva desafíos: “A veces las limitaciones de recursos pueden dificultar la atención, pero son justamente esos retos los que me impulsan a buscar soluciones y a ser más creativa en mi labor”.
Una de las experiencias que más la ha marcado ha sido el trabajo con niños. “Ver cómo los pequeños van perdiendo el miedo al dentista y terminan sonriendo al finalizar la atención es algo indescriptible. Es gratificante saber que puedo generar en ellos una experiencia positiva que marcará su relación con la salud oral para toda la vida”, relata con orgullo.
Mirando hacia el futuro con propósito
María Emilia se visualiza creciendo dentro del campo de la odontología y la salud pública. Su meta es realizar especializaciones, continuar con sus estudios de posgrado y desarrollar proyectos enfocados en la prevención y promoción de la salud bucal, especialmente en niños y comunidades vulnerables, donde el acceso a la atención odontológica es limitado.
“Creo firmemente que la educación y la prevención son la base para construir una sociedad más saludable. Me encantaría liderar programas que acerquen la salud oral a quienes más lo necesitan”, asegura.
Familia: su motor y mayor inspiración
Si hay algo que impulsa a María Emilia a seguir adelante, es su familia. “Mis padres son mi mayor motivación. Ellos me enseñaron el valor del esfuerzo, la responsabilidad y el amor por lo que se hace. Gracias a su ejemplo aprendí que cada logro se alcanza con dedicación y perseverancia. Todo lo que soy hoy se lo debo a ellos”, expresa con gratitud.
En sus ratos libres, la joven profesional disfruta de los momentos simples: “Me encanta pasar tiempo con mi familia, salir a caminar, leer algo que me inspire y, cuando puedo, involucrarme en actividades que aporten. Creo que esos momentos son los que realmente te llenan el corazón”.
Una sonrisa que inspira
María Emilia Torres Tinoco no solo representa el futuro de la odontología lojana, sino también el reflejo de una juventud comprometida con su comunidad. Su historia es la de una profesional que entiende que detrás de cada sonrisa hay una vida, una historia y una oportunidad de transformar el mundo desde la empatía y el servicio.
Instagram: @emitorres12
