Ecuador se convierte en el quinto país de América Latina detrás de Colombia, Argentina, Uruguay y Brasil en legalizar el matrimonio igualitario.
Si bien es cierto es un avance en derechos humanos para el Ecuador, donde todas las personas tienen derecho a ser feliz y esto implica ser libres e iguales, también ante la ley. Las leyes deben ser para todos y no debe importar si alguien es heterosexual o no. Pero el problema de fondo no es ese, sino la forma en como se lo legalizó.
Primero porque existe una norma suprema que está por encima de todas las leyes que es la Constitución del 2008, que en su artículo 67 suscita que “El matrimonio es la unión entre hombre y mujer, se fundará en el libre consentimiento de las personas contrayentes y en la igualdad de sus derechos, obligaciones y capacidad legal”. Una corte constitucional no puede aprobar un matrimonio igualitario saltándose los principios constitucionales, porque se estaría reformando la constitución y para ello se necesitaría una consulta popular lo cual le costaría al país un aproximado de $ 48′ 296.250 que fue el costo de la última consulta en febrero del 2018, recursos que se puede destinar a temas más emergentes para el país. También que se tendría que reestructurar algunas leyes y códigos que desencadena el matrimonio igualitario, como la adopción de niños, los derechos, obligaciones y la capacidad legal.
Segundo es que si el ¿Ecuador estaba preparado como cultura para la aprobación y aceptación del matrimonio igualitario? Existe una oposición mayoritaria en contra del matrimonio igualitario que rompe con los esquemas conservadores y católicos con los que se han venido caracterizando al Ecuador y que aún no se ha venido involucrando en materia de derechos mundiales y es por eso que la ciudadanía exige que se debió haber cuestionado al pueblo sobre esta aprobación del matrimonio igualitario y no haber aprobado arbitrariamente.
Y tercero que hay temas que tienen mayor prioridad que la aprobación del matrimonio igualitario y la realización una consulta popular y desviar la atención de los verdaderos problemas en el Ecuador, por ejemplo, el incremento de la tasa de desempleo, el alza en el precio de la gasolina, la deuda pública interna con el Instituto de Seguridad Social y sus afiliados, la flexibilización laboral, la crisis en las cárceles etc…
La iglesia y los conservadores luchan porque se mantenga la institucionalidad del matrimonio y la originalidad de concepción entre hombre y mujer, sin embargo Ecuador avanzado en temas de derechos humanos, ambientales, culturales que han puesto en la mira internacional como un país progresista.
En conclusión a mi parecer no estoy en contra del matrimonio igualitario es un avance en materia de derechos humanos para el Ecuador, el problema fue la manera como lo realizó la Corte Constitucional del Ecuador, saltándose del debido proceso y violando la constitución de la Republica, creando una cortina de humo para tapar los temas de mayor prioridad del país, desviando la atención de los ecuatorianos, generando más incertidumbre en la forma como se realizan las cosas en nuestro país.
