Por Boris Sarango
A sus 21 años, Ingrid del Carmen Pinto Aguilera representa a una nueva generación de jóvenes lojanos que combinan pasión, preparación académica y compromiso social. Egresada de la carrera de Derecho en la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL), hoy trabaja en el consultorio jurídico de su familia, donde aplica cada día los conocimientos adquiridos en su formación universitaria y en su experiencia profesional.
Desde pequeña, Ingrid estuvo rodeada del mundo jurídico. “Mis padres son abogados y en mis vacaciones los acompañaba a su oficina; observaba cómo ayudaban a las personas a resolver sus problemas. Eso me inspiró a seguir el mismo camino”, relata con orgullo. Esa vivencia marcó su vocación, convirtiéndose en la base de su deseo por construir una sociedad más justa y equitativa, en la que los derechos de todos sean respetados.
Su educación se forjó en instituciones lojanísimas: cursó la primaria y secundaria hasta décimo grado en la Unidad Educativa Particular La Porciúncula, luego culminó el bachillerato en la Unidad Educativa Ateneo. En la universidad encontró su verdadera pasión por el Derecho y la justicia. Actualmente, continúa su preparación académica con una maestría en Derecho Tributario, que le permitirá profundizar en un campo de gran relevancia para el país.
El trabajo constante y la experiencia en la oficina jurídica de su tío —donde colabora desde hace casi cinco años— le han permitido consolidarse como una joven profesional comprometida. “En esta profesión cada día se aprende algo nuevo. Lo gratificante es poder ayudar a las personas a resolver sus conflictos, garantizando siempre el cumplimiento de sus derechos”, comenta.
Pero Ingrid no solo destaca en el ámbito jurídico. Desde los 9 años cultiva su pasión por la oratoria, arte que considera una herramienta esencial para comunicar con claridad y defender las ideas con convicción. Es miembro del Foro de Oradores del Ecuador, lo que le ha permitido desarrollar sus habilidades comunicativas y fortalecer su liderazgo.
Su carácter hogareño, disciplina y espíritu solidario son cualidades que la acompañan en cada paso. “He tenido la fortuna de aprender de profesionales con mucha más experiencia, quienes siempre me han brindado su apoyo y conocimientos. Eso me ha permitido ampliar mis horizontes y entender que el Derecho es más que leyes: es humanidad, empatía y servicio”, afirma.
Con la mirada puesta en el futuro, Ingrid aspira a continuar su formación académica fuera del país. “Me gustaría, al culminar mi maestría, aplicar para un doctorado en Europa. Quiero seguir preparándome para contribuir con más conocimiento y profesionalismo al sistema jurídico ecuatoriano”, expresa.
Su meta es clara: ayudar a las personas en los distintos problemas que enfrentan y fomentar una ciudadanía consciente de sus derechos y deberes. “Sueño con una sociedad donde todos sepamos cuáles son nuestros derechos y cómo defenderlos; una sociedad más justa, más solidaria y mejor informada”, concluye con convicción.
Ingrid Pinto Aguilera es, sin duda, un ejemplo de juventud comprometida con su profesión y con el futuro del país. Su historia demuestra que la vocación, la constancia y el deseo de servir pueden transformar realidades y abrir caminos hacia una justicia más humana.