EL «SÍNDROME DEL TRABAJADOR QUEMADO”

¿Te has sentido alguna vez tan agotado que ni la energía ni la motivación son suficientes para arrastrarte al trabajo? ¿Has estado al borde

del colapso por un pequeño contratiempo en el trabajo o te resulta difícil conciliar el sueño debido a la avalancha de tareas pendientes para el día siguiente?, ¿pasas irritable con tu familia, por los problemas que tienes en el trabajo?, eso se conoce con el nombre de «síndrome del trabajador quemado».
El «síndrome del trabajador quemado», es una respuesta al estrés laboral crónico que se manifiesta en tres dimensiones principales: agotamiento emocional, despersonalización (actitud cínica hacia el trabajo) y reducción de los logros personales. Puede llevar a síntomas físicos como dolores de cabeza y problemas de sueño, y se asocia con otros problemas de salud mental y física, afectando a la persona que lo padece y a quienes se encuentran a su alrededor.
Entre las causas más comunes para que exista el “síndrome del cuidador quemado”, podemos mencionar la sobrecarga de trabajo, la falta de control sobre las tareas, el entorno laboral, y la ausencia de apoyo. Otros factores incluyen la mala relación con compañeros o superiores, la falta de reconocimiento, la falta de claridad en los objetivos y un desequilibrio entre la vida laboral y personal
Un mal jefe puede ser un factor clave en el desarrollo del síndrome del trabajador quemado, pero ¿Qué entendemos por un mal jefe?, Un mal jefe es un supervisor o líder que tiene un impacto negativo en los empleados y en el ambiente de trabajo, caracterizado por comportamientos como la falta de comunicación, la falta de apoyo, la arrogancia, la falta de empatía y la preferencia por dar órdenes en lugar de inspirar. Estos jefes pueden minar la moral, desmotivar al equipo y afectar negativamente el desempeño de la organización.
Los principales síntomas del síndrome del trabajador quemado son los siguientes:
1. Agotamiento físico y mental generalizado
El trabajador sufre una pérdida de energía en todos los niveles de salud:
Señales de agotamiento físico: fatiga crónica, aumento de peso o bien pérdida de apetito. También puede reflejarse en la aparición de alteraciones psicosomáticas como dolores musculares, migrañas, problemas gastrointestinales y, en el caso de las mujeres, desregulación del ciclo menstrual.
Señales de agotamiento mental: el estrés y la ansiedad son los principales protagonistas que preceden al síndrome del trabajador quemado. Es más, el síndrome del trabajador quemado se alimenta de ambos, además de tener relación con la aparición de trastornos adaptativos, relacionados con el estrés, la ansiedad, la depresión y el insomnio.
2. Despersonalización
El síndrome del trabajador quemado produce un cambio en el comportamiento del trabajador que lo sufre. Este adopta una actitud de indiferencia y desapego, reduciendo claramente su compromiso hacia el trabajo. Esto se manifiesta también en sus relaciones en el ámbito laboral, tanto con compañeros como con clientes. La irritabilidad y el endurecimiento del trato se convierten en tónicas habituales dentro de la forma de actuar de un trabajador quemado, los clientes, usuarios o personas con las que interaccionan perciben este cambio de actitud, pero también la familia y su entorno social…
3. Descenso en la productividad laboral y desmotivación
Los dos puntos anteriores derivan en una bajada de la productividad laboral y en una desmotivación que genera frustración y evidencia una ausencia de realización personal en el trabajo. Hay falta de atención hacia las tareas, olvidos frecuentes y una desidia generalizada que nace de la dificultad para concentrarse. Todo ello forma parte de un círculo vicioso que se retroalimenta constantemente (nunca consigue ser el trabajador que era antes de quemarse y ello el genera mayor sufrimiento), ya que la incapacidad de cumplir con el trabajo, concentrarse, gestionar sus actividades, etc., no deja avanzar en la cada vez mayor «pila de tareas pendientes».
¿Cómo hacer frente al síndrome del trabajador quemado?
El síndrome del trabajador quemado es fruto de distintas causas. Suele brotar cuando coinciden factores de riesgo personales (baja tolerancia a la frustración, a la exposición al estrés, o circunstancias vitales estresantes como cuidado de enfermos, enfermedades graves, pérdidas, etc.) y aquellos relacionados con la organización (lagunas en las tareas asignadas al puesto de trabajo, sobredimensionamiento de funciones y responsabilidades, ambiente laboral complicado, fallas en el liderazgo en la empresa, sobrecarga de trabajo sostenida, presión asistencial, falta de apoyos y recursos, etc…).
Las medidas preventivas frente al síndrome del trabajador quemado son similares a aquellas necesarias para manejar situaciones de estrés laboral. Para conseguir revertir una situación de «trabajador quemado» es crucial identificar y modificar las condiciones de trabajo que lo han producido, y en casos de exposición prolongada puede ser necesaria una reubicación del trabajador, un asesoramiento psicológico o acompañamiento en el puesto para rectificar los hábitos adquiridos.
Entre algunas de las actividades que se puede recomendar realizar se encuentran:
– Apoyo profesional: Consultar con un profesional de la salud mental para recibir orientación.
– Manejo del estrés: Aprender y practicar técnicas para manejar la ansiedad y el estrés.
– Establecer límites: Poner límites claros entre la vida laboral y personal.
– Fomentar hábitos saludables: Incluir actividades físicas, tiempo con amigos y familia, y aficiones que generen placer.
– Cambios en la organización: Buscar intervenciones a nivel organizacional para mejorar el entorno laboral y la carga de trabajo.

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