A los 26 años, la lojana María José Reiban se ha convertido en una de las figuras jóvenes más prometedoras de la escena musical ecuatoriana. Pianista, compositora y docente, su historia combina disciplina, sensibilidad artística y una profunda conexión con el instrumento que la acompaña desde la infancia: el piano.
Un inicio marcado por la intuición y la vibración del arte
María José descubrió su camino musical cuando apenas tenía seis años. Mientras otros niños jugaban, ella encontraba placer en “tocar el registro grave del piano y sentir una vibración en el pecho”. Esa sensación —dice— fue el primer impulso que la sostuvo en la música y que aún hoy continúa alimentando su creatividad y búsqueda personal.
Su talento la llevó a obtener una beca en la Universidad San Francisco de Quito, institución afiliada a Berklee College of Music. Allí alcanzó una doble titulación en Ejecución de Artes Musicales e Ingeniería Industrial, un logro que refleja su disciplina y curiosidad intelectual.
El aula como escenario y laboratorio
A los 19 años, cuando muchos recién comienzan a explorar sus vocaciones, María José ya estaba impartiendo clases. Desde entonces, han pasado siete años en los que ha convertido la docencia en una extensión natural de su propio aprendizaje.
“He descubierto que enseñar es aprender nuevamente. Mis alumnos me muestran que los consejos que les doy muchas veces son también para mí”, afirma. Esa visión pedagógica la ha llevado a colaborar con instituciones como el Conservatorio Mozarte y MusicLab, espacios donde ha reforzado no solo su técnica y metodología, sino también su paciencia y sensibilidad humana.
Una carrera que se proyecta con fuerza en los escenarios
Además de su labor docente, Reiban se ha presentado en múltiples teatros y espacios culturales del país, consolidándose como una artista versátil, con un lenguaje musical propio. Entre las experiencias que más la han marcado destaca su participación en una coproducción con el Teatro Nacional Sucre, donde pudo adentrarse en los procesos de producción de un concierto profesional.
“Convivir con los músicos y técnicos que hacen posible un show de alta calidad fue una experiencia grandiosa”, recuerda.
También fue parte de los showcases del MICPI, un espacio clave para el desarrollo de proyectos musicales nacionales. Allí, programadores nacionales e internacionales pudieron escuchar su propuesta y ofrecerle una retroalimentación valiosa para el crecimiento de su carrera.
Crear música que cuente historias
A María José le apasiona componer. En sus piezas, la melodía es un puente para sus emociones, y su aspiración es que quienes escuchan puedan identificarse con ellas. Su interés por el cine de autor ha despertado un sueño claro: componer música para películas, cortometrajes y teatro, expandiendo su narrativa musical hacia lo audiovisual.
“Me encanta la música instrumental porque puede contar historias sin necesidad de palabras”, reflexiona.
Retos y miradas críticas
Aunque celebra sus logros, reconoce que el ecosistema musical en Ecuador aún enfrenta barreras. Una de ellas le afecta directamente: el machismo presente en algunos espacios artísticos. Aun así, María José continúa firme, demostrando con su trabajo que el talento y la dedicación superan cualquier estereotipo.
Un horizonte internacional
Su gran aspiración es llegar más lejos: tocar en escenarios internacionales y compartir su música con nuevos públicos. Ya cuenta con producciones en plataformas digitales como Spotify, Deezer y Apple Music, donde aparece como María José Reiban. En redes sociales, sus procesos creativos y proyectos pueden seguirse en @mariajosereiban.
Una creadora que vibra con honestidad
Entre la docencia, la composición y los escenarios, María José Reiban construye una carrera que se eleva desde Loja hacia el país y el mundo. Su música, tejida desde la autenticidad, busca conectar, emocionar y contar historias. Su camino apenas comienza, pero ya deja claro que su propuesta artística seguirá expandiéndose, como las notas que emergen del piano que la ha acompañado desde niña.
