Por más de 15 años, Ana Gabriela Castillo Bejarano, una profesional lojana de 38 años, ha dedicado su vida a acompañar, orientar y fortalecer a las familias de su comunidad, convencida de que los niños son el motor de la sociedad y el pilar sobre el que se construye un futuro mejor.
Actualmente trabaja en el Ministerio de Desarrollo Humano, antes conocido como MIES, donde se desempeña como educadora familiar del programa Creciendo con Nuestros Hijos (CNH), en el sector de la ciudadela Héroes del Cenepa, en Loja. Desde allí brinda atención a mujeres en estado de gestación y a niños y niñas de 0 a 36 meses, ofreciendo acompañamiento integral en las primeras etapas de la vida, etapa que considera fundamental para el desarrollo emocional y cognitivo.
“Los niños son mi principal motivación. Ellos son el presente y el futuro; merecen crecer con amor, respeto y acompañamiento”, comenta Ana Gabriela, quien decidió estudiar Psicología Infantil y Educación Parvularia en la Universidad Nacional de Loja (UNL), convencida de que la educación y la salud mental deben ir de la mano. Además, cuenta con un Diplomado en Psicoterapia Infantil, especializado en niños y niñas con autismo, y formación en Primeros Auxilios en Educación Infantil.
Su trayectoria profesional incluye experiencias en instituciones públicas y privadas como CASMUL, Prefectura de Loja, la escuela particular Tesoro del Saber, su propio consultorio privado y el actual Ministerio de Desarrollo Humano, donde continúa sirviendo con la misma pasión del primer día.
Ana Gabriela disfruta de cocinar, leer y compartir momentos en familia, actividades que considera esenciales para mantener el equilibrio emocional y fortalecer los lazos con sus seres queridos. Su familia, especialmente su hijo y sus padres, son su mayor motivación.
Recuerda con emoción un momento que marcó su vida hace once años: “Recibí una noticia que me llenó de alegría, emoción y tristeza al mismo tiempo. Tenía un proyecto para viajar al exterior a realizar un trabajo social, pero ese plan cambió cuando supe que sería madre. Fue un giro hermoso en mi vida, porque tener a mi hijo fue lo más maravilloso que me ha pasado”.
A lo largo de su carrera, ha conocido de cerca las realidades de cientos de familias lojana. “Lo más gratificante es la ayuda social, poder salir a la comunidad, escuchar, sentir y palpar las realidades de cada niño, adolescente o familia, y ser parte del cambio positivo en sus vidas”, señala. Sin embargo, también lamenta que “aún exista poca conciencia sobre la importancia de la salud mental infantil”, un tema que considera urgente en la sociedad actual.
A futuro, se visualiza continuando su formación profesional para adquirir nuevos conocimientos y herramientas que le permitan ayudar a más niños, familias y comunidades a llevar una vida más plena, con una salud mental óptima.
“Cada sonrisa, cada avance, cada palabra de un niño, es un recordatorio de por qué elegí esta profesión”, dice con convicción. Así, Ana Gabriela Castillo reafirma su compromiso de seguir trabajando por el bienestar emocional de los más pequeños, sembrando amor y esperanza en cada historia que toca.
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