Johanna Elizabeth Maza González: al volante de su vida y del amor incondicional de una madre

Elaborado por Maria Abrigo

Desde las frías madrugadas hasta los atardeceres llenos de tráfico y cansancio, Johanna Elizabeth Maza González, una mujer de 37 años nacida en Loja, ha aprendido a manejar no solo un vehículo, sino los caminos más complejos de la maternidad, el trabajo duro y el amor incondicional. Su historia es la de muchas madres que, con fuerza silenciosa, se convierten en pilar y guía de sus familias.

Su jornada empieza muy temprano. Antes de que despunte el sol, Johanna ya está revisando el estado de su unidad de transporte, asegurándose de que todo esté listo para enfrentar un nuevo día de trabajo. Su labor como conductora la ocupa durante largas horas, lo que limita el tiempo con sus hijos. Pero eso no impide que esté presente. “Durante el almuerzo puedo compartir un momento con ellos, me llevan la comida a la unidad. Y si no, una llamada telefónica basta para saber cómo están. Siempre estoy pendiente”.

Convertirse en conductora no fue fácil. En un mundo todavía cargado de prejuicios, al principio dudó, temía ser juzgada. Sin embargo, encontró en su esposo un motivador clave, y en la crisis económica del transporte, una razón poderosa para dar el paso. La acogida del público fue un bálsamo: buenos comentarios, apoyo y también algunas críticas que, con fortaleza, ha sabido convertir en lecciones.

Para Johanna, “ser madre es una palabra enorme, llena de esfuerzo, sacrificio y mucha responsabilidad. Es brindar amor incondicional, protección, ser una guía constante”. Lo dice con la voz firme de quien ha recorrido un largo camino al lado de sus hijos, guiándolos en cada etapa, y siendo siempre un ejemplo de entrega y resiliencia.

Los momentos con sus hijos, aunque breves, son intensos y significativos. “Cada instante con ellos se convierte en un recuerdo inolvidable que guardo con amor. Ellos son mi mayor fuente de alegría y me llenan de plenitud”, cuenta con una sonrisa que trasluce ternura.

Uno de los episodios más emocionantes en su vida como madre fue presenciar la graduación de sus hijos del colegio. “Verlos con su birrete, con esa mirada llena de ilusión por el futuro, fue un instante que no olvidaré. Representa años de sacrificio, de estar ahí, apoyándolos paso a paso”. Hoy, acompañarlos en su ingreso a la universidad es una nueva etapa que enfrenta con el mismo amor de siempre.

Johanna se siente satisfecha. “Fui siempre ese apoyo incondicional, los eduqué con el ejemplo. Y ver cómo avanzan, cómo maduran, me confirma que todo ha valido la pena”.

Detrás del volante hay mucho más que una conductora: hay una madre incansable, una mujer valiente y un corazón que, pese al cansancio diario, late con la fuerza de quien ama sin medida. Johanna Maza González no solo conduce una unidad de transporte; conduce su vida con firmeza, y lleva consigo el amor más profundo que puede existir: el de una madre que siempre está.

 

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